El Bajo Astral

Navegando por las Sombras de la Consciencia. Una Guía Profunda para la Comprensión, la Protección y la Trascendencia

 

Un Tema Incómodo pero Necesario para el Crecimiento Espiritual, una Exploración Valiente de la Oscuridad Interior y Exterior

Hablar del bajo astral no es, ciertamente, una conversación agradable, ni un tema que se aborde con ligereza o con entusiasmo. Evoca imágenes de oscuridad, de miedo, de sufrimiento, de entidades perturbadoras, de energías densas y negativas, de un mundo subterráneo, oculto, tenebroso, que la mayoría de las personas preferiría ignorar, negar o relegar al ámbito de la fantasía, de la superstición o de las películas de terror. Sin embargo, ignorar la existencia del bajo astral, negar su influencia, o subestimar su poder, no lo hace desaparecer, ni nos protege de sus efectos. Al contrario, la ignorancia, el miedo y la negación son, precisamente, las puertas que abren la entrada a las energías y a las entidades de baja vibración que habitan en ese plano.

El bajo astral, un concepto fundamental, aunque a menudo malinterpretado, en muchas tradiciones esotéricas, espirituales, ocultistas y religiosas de todo el mundo, es una parte integral de la realidad, una dimensión de la existencia, un aspecto de la consciencia, aunque sea una parte que preferiríamos evitar, que nos gustaría que no existiera, que nos resulta incómoda, desagradable, e incluso aterradora. Pero, como ocurre con la sombra personal, con los aspectos oscuros, reprimidos o negados de nuestra propia psique, el bajo astral no puede ser ignorado indefinidamente. Tarde o temprano, de una forma u otra, se manifestará en nuestra vida, ya sea a través de sueños perturbadores, de emociones negativas intensas, de pensamientos obsesivos, de relaciones tóxicas, de enfermedades inexplicables, de bloqueos energéticos, de obstáculos recurrentes, o de experiencias paranormales desagradables.

Por lo tanto, comprender qué es el bajo astral, cómo funciona, cómo nos afecta, cómo interactúa con nosotros, cómo podemos protegernos de sus influencias negativas, y cómo podemos, incluso, contribuir a su transformación y a su elevación, es crucial, no solo para nuestro bienestar energético y espiritual, sino también para nuestro crecimiento personal, para nuestra evolución como seres conscientes, para nuestra capacidad de vivir una vida plena, auténtica, libre y en armonía con las leyes universales. Este artículo no busca, en modo alguno, infundir miedo, crear paranoia, alimentar la superstición, o promover una visión dualista y maniquea del mundo, dividiéndolo en "bueno" y "malo", "luz" y "oscuridad". Al contrario, este artículo busca ofrecer información clara, precisa, equilibrada, basada en diversas fuentes (tradiciones espirituales, enseñanzas esotéricas, experiencias de médiums y viajeros astrales, investigaciones parapsicológicas, etc.), y, sobre todo, herramientas prácticas, para navegar por estas "aguas turbias" de la consciencia, por estas zonas "sombrías" de la realidad, con precaución, con discernimiento, con sabiduría, con responsabilidad, con compasión, con amor, y, sobre todo, con una protección energética sólida y efectiva.

¿Qué es el Bajo Astral? Más que un "Infierno" Literal, una Zona de Baja Vibración, un Ecosistema de Energías Densas, un Reflejo de la Sombra Colectiva

El bajo astral, en términos sencillos, pero profundos, se describe como la capa, el nivel, el subplano, la región, la zona, la dimensión o el estrato más denso, más oscuro, más pesado, más turbio, más caótico, más conflictivo, más perturbador y de más baja vibración del plano astral en su conjunto. Es la zona más cercana al mundo físico, al plano material, a la realidad que percibimos con nuestros cinco sentidos, y, por lo tanto, la más influenciada, la más impregnada, la más contaminada, por las energías negativas, por los pensamientos oscuros, por las emociones destructivas, por los deseos reprimidos, por los traumas no resueltos, por las adicciones, por los apegos, por las creencias limitantes, por las formas de pensamiento negativas, por los egregores de baja vibración, que son generados por la humanidad a lo largo de su historia individual y colectiva.

  • No es un lugar físico, geográfico o espacial, sino un estado de consciencia, un rango de frecuencias vibratorias, una dimensión energética: Es crucial comprender que el bajo astral no es un lugar físico, en el sentido de que no es un espacio geográfico concreto, localizado en algún punto del planeta Tierra, o en algún otro planeta, o en algún lugar subterráneo, como un infierno literal, con fuego, azufre y demonios con tridentes. El bajo astral es, más bien, un estado de consciencia, un rango de frecuencias vibratorias, una dimensión energética, que se interpenetra con el mundo físico, que coexiste con él, que lo rodea, que lo influye, pero que no está separado de él en términos de espacio, sino de vibración. Es como una emisora de radio que transmite en una frecuencia baja, densa, cargada de estática, de interferencias, de ruidos molestos, mientras que otras emisoras (otros planos de existencia) transmiten en frecuencias más altas, más claras, más armónicas.
  • Un reflejo de la sombra colectiva de la humanidad, un espejo de nuestros miedos, traumas y deseos reprimidos: El bajo astral es, en gran medida, una creación, una manifestación, un producto, un reflejo de la "sombra" colectiva de la humanidad, es decir, de todos aquellos aspectos de la psique humana, individual y colectiva, que han sido negados, reprimidos, rechazados, ocultados, juzgados, condenados, o que no han sido integrados, sanados, transformados, o trascendidos. Estos aspectos incluyen nuestros miedos más profundos (a la muerte, a la soledad, al abandono, al fracaso, al dolor, a la enfermedad, a la pobreza, a la locura), nuestros traumas no resueltos (abusos, pérdidas, decepciones, traiciones), nuestros odios, nuestros rencores, nuestros resentimientos, nuestras envidias, nuestros celos, nuestras culpas, nuestras vergüenzas, nuestros deseos reprimidos, nuestras adicciones (a sustancias, a personas, a situaciones, a emociones), nuestros apegos (a personas, a objetos, a ideas, a creencias), nuestros patrones de pensamiento negativos y autodestructivos, nuestras creencias limitantes, y todas las formas de pensamiento y emoción negativas que generamos y alimentamos a lo largo de nuestra vida, y que, al no ser procesadas, liberadas o transmutadas, se acumulan en el bajo astral, creando un entorno denso, oscuro y perturbador.
  • No es un castigo divino, ni un destino inevitable, sino una consecuencia natural de la ley de la atracción y de la ley de causa y efecto: Es importante aclarar que el bajo astral no es un lugar de castigo divino, un infierno eterno, donde las almas "malas", "pecadoras" o "condenadas" son enviadas después de la muerte para sufrir tormentos sin fin, como castigo por sus acciones en la vida terrenal. Esta es una interpretación religiosa, dogmática y, en muchos casos, distorsionada de la realidad espiritual. El bajo astral es, más bien, una consecuencia natural de la ley de la atracción (lo semejante atrae a lo semejante) y de la ley de causa y efecto (toda acción tiene una reacción, toda causa tiene un efecto). Las personas que, durante su vida física, han cultivado emociones, pensamientos, palabras y acciones de baja vibración, que han vivido dominadas por el miedo, el odio, la ira, la tristeza, la culpa, el resentimiento, la envidia, la avaricia, la lujuria, la violencia, o que han desarrollado adicciones, apegos o traumas no resueltos, se sentirán atraídas naturalmente hacia el bajo astral después de la muerte, porque esa es la frecuencia vibratoria en la que resuenan, ese es el entorno energético que han creado para sí mismas. Pero esto no es un castigo, sino una oportunidad de aprendizaje, de crecimiento, de purificación, de transformación, de liberación.
  • Una zona de tránsito, un lugar de purificación, una escuela de aprendizaje, no una prisión eterna: Aunque algunas almas pueden quedar atrapadas en el bajo astral durante un tiempo, a veces durante mucho tiempo (siglos, incluso milenios), debido a sus apegos, a sus miedos, a sus odios, a sus culpas, a sus remordimientos, a sus asuntos pendientes, a su falta de consciencia, a su negativa a evolucionar, o a su ignorancia sobre la naturaleza de la realidad espiritual, para la mayoría de las almas el bajo astral es una zona de tránsito, un lugar de purificación, una escuela de aprendizaje, un hospital del alma, donde se enfrentan a sus propias sombras, a sus propios demonios internos, a sus propias creaciones mentales y emocionales negativas, para poder aprender de ellas, sanarlas, liberarlas, transmutarlas y, finalmente, ascender a planos superiores de consciencia, a dimensiones más luminosas, más armoniosas, más amorosas.

Características del Bajo Astral: Un Entorno Denso, Oscuro, Perturbador, Caótico y Engañoso. Un Paisaje del Alma Herida

El bajo astral, como reflejo de la sombra colectiva de la humanidad, como acumulación de energías densas y negativas, como zona de baja vibración, se describe a menudo, en los relatos de viajeros astrales, médiums, videntes, chamanes y personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte, como un lugar desagradable, perturbador, aterrador, deprimente, opresivo, confuso, caótico, engañoso y, en general, poco recomendable para visitar, a menos que se tenga una preparación muy sólida, un entrenamiento muy riguroso, una protección muy efectiva, una guía muy experimentada y una intención muy clara, muy elevada y muy altruista.

Algunas de las características más comunes y recurrentes del bajo astral, que se mencionan en diversas fuentes, son:

  • Oscuridad, penumbra, falta de luz, ambiente lúgubre: La luz, que es un símbolo de la consciencia, de la sabiduría, del amor, de la alegría, de la vida, de la energía divina, es escasa o inexistente en el bajo astral. Predominan los tonos oscuros, sombríos, apagados: grises, marrones, negros, rojizos oscuros, colores sucios, colores turbios. La atmósfera es opresiva, deprimente, asfixiante, como si una nube negra y pesada lo cubriera todo. Esto no significa que el bajo astral sea literalmente oscuro en un sentido físico, sino que la vibración es tan baja, tan densa, que la luz no puede penetrar fácilmente.
  • Energía densa, pesada, estancada, viscosa, pegajosa: La energía del bajo astral se siente, se percibe, se experimenta, como densa, pesada, estancada, viscosa, pegajosa, opresiva, asfixiante, como si costara respirar, como si costara moverse, como si se estuviera caminando en medio de un pantano, de una ciénaga, de un lodazal, o como si se llevara un peso enorme sobre los hombros. Esta densidad energética puede generar sensaciones físicas desagradables, como fatiga, malestar, náuseas, dolor de cabeza, opresión en el pecho, dificultad para respirar, mareos, escalofríos, etc.
  • Paisajes desolados, ruinosos, caóticos, grotescos, distorsionados: Los paisajes del bajo astral, a diferencia de los paisajes luminosos y armoniosos del alto astral, suelen ser desolados, desérticos, ruinosos, caóticos, grotescos, distorsionados, desagradables a la vista, como si fueran el reflejo de un mundo en decadencia, en descomposición, en destrucción. Pueden aparecer ciudades en ruinas, edificios derruidos, calles sucias y abandonadas, paisajes volcánicos, pantanos pestilentes, desiertos áridos, bosques oscuros y retorcidos, o cualquier otro escenario que refleje los miedos, los traumas, las pesadillas, las fantasías más oscuras y los deseos más reprimidos de la humanidad.
  • Olores desagradables, nauseabundos, fétidos, pútridos: Se reportan a menudo olores nauseabundos, fétidos, pútridos, desagradables al olfato, como a azufre, a huevo podrido, a carne en descomposición, a excrementos, a humedad, a moho, a suciedad, a químicos tóxicos, o a cualquier otro olor que genere repulsión, asco o malestar. Estos olores no son necesariamente "reales" en un sentido físico, sino que son una manifestación de la baja vibración, de la energía estancada, de la negatividad acumulada en ese plano.
  • Sonidos discordantes, perturbadores, estridentes, desagradables: Pueden escucharse sonidos discordantes, perturbadores, estridentes, desagradables al oído, como gritos de dolor, lamentos de sufrimiento, susurros amenazantes, gruñidos de animales, risas macabras, llantos desconsolados, ruidos metálicos, chirridos, explosiones, o cualquier otro sonido que genere miedo, angustia, ansiedad, estrés o malestar. Estos sonidos, al igual que los olores, no son necesariamente "reales" en un sentido físico, sino que son una expresión de la baja vibración, del caos, del conflicto, de la negatividad que impera en el bajo astral.

Habitantes del Bajo Astral: Entidades de Baja Vibración, Seres Perdidos y Creaciones Mentales Oscuras. Un Ecosistema de Depredadores y Presas

El bajo astral, debido a su baja vibración, a su densidad energética, a su oscuridad y a su conexión con la sombra colectiva de la humanidad, está habitado, poblado, infestado, por una gran variedad de seres y entidades que vibran en la misma frecuencia, que se alimentan de la energía negativa, que se sienten atraídos por el miedo, el sufrimiento, el odio, la desesperación y otras emociones densas. Estos seres y entidades no son necesariamente "malos" en un sentido moral absoluto, en el sentido de que no todos tienen una intención consciente y deliberada de dañar a los seres humanos. Muchos de ellos son simplemente seres perdidos, confundidos, ignorantes, atrapados en sus propios patrones negativos, en sus propios traumas, en sus propios apegos, o son creaciones mentales y emocionales que han adquirido cierta autonomía y poder. Sin embargo, su energía, su influencia, su presencia, puede ser muy perjudicial para los seres humanos, especialmente para aquellos que son sensibles, vulnerables, o que no tienen la protección energética adecuada.

Algunos de los habitantes más comunes del bajo astral, que se mencionan en diversas tradiciones esotéricas y espirituales, son:

  • Larvas Astrales (parásitos energéticos, gusanos astrales): Son consideradas las entidades más básicas, más primitivas, más numerosas y menos conscientes del bajo astral. Se describen como formas de pensamiento negativas, como "gusanos" energéticos, como "parásitos" astrales, que se crean a partir de los pensamientos, las emociones y los deseos negativos, repetitivos, obsesivos e intensos de las personas (miedo, odio, ira, tristeza, envidia, lujuria, adicción, etc.). Estas larvas astrales se adhieren al aura, al campo energético de las personas, y se alimentan de su energía vital, de su luz, de su vitalidad, amplificando sus emociones negativas, sus pensamientos obsesivos, sus adicciones, sus debilidades, y creando un círculo vicioso de negatividad y sufrimiento. Son como sanguijuelas energéticas que se aprovechan de la debilidad de su huésped.
  • Parásitos Energéticos (vampiros psíquicos, entidades intrusas): Son entidades más conscientes, más desarrolladas y más poderosas que las larvas astrales, que también se alimentan de la energía vital de los seres humanos, pero de una forma más activa, más intencional, más directa. Pueden ser espíritus desencarnados que se han quedado atrapados en el bajo astral, formas de pensamiento negativas muy poderosas, o incluso entidades de otros planos o dimensiones que tienen una agenda negativa. Estos parásitos energéticos pueden adherirse al aura de las personas, a sus chakras (centros energéticos), a sus órganos, o a sus cuerpos sutiles, y causar una gran variedad de problemas físicos, mentales, emocionales y espirituales, como fatiga crónica, depresión, ansiedad, enfermedades inexplicables, pensamientos obsesivos, cambios de humor repentinos, bloqueos energéticos, mala suerte, etc.
  • Espíritus Desencarnados Perturbados, Confundidos, Atrapados o Malintencionados (fantasmas, almas en pena, espíritus obsesores): Son almas, conciencias o espíritus de personas que han fallecido, que han dejado su cuerpo físico, pero que, por diversas razones (apego a la vida terrenal, miedo a la muerte, asuntos pendientes, emociones negativas intensas, creencias erróneas, falta de consciencia, etc.), se han quedado atrapados en el bajo astral, en lugar de continuar su camino evolutivo hacia planos superiores. Estos espíritus pueden estar confundidos, desorientados, asustados, sufriendo, o incluso pueden tener intenciones negativas hacia los seres vivos, ya sea por venganza, por envidia, por resentimiento, o por simple maldad. Pueden manifestarse de diversas formas: como sombras, como luces, como ruidos, como olores, como sensaciones físicas, como voces, como apariciones fantasmales, o pueden influir en los pensamientos, las emociones y las acciones de las personas,

Formas de Pensamiento Negativas (Egregores de Oscuridad): Son entidades creadas, alimentadas y sostenidas por la energía acumulada de pensamientos y emociones negativas colectivas, es decir, por la energía mental y emocional que un gran número de personas proyecta, de forma consciente o inconsciente, hacia un mismo objeto, idea, concepto, creencia, símbolo, lugar, persona, grupo, situación, o evento. Estas formas de pensamiento negativas pueden adquirir una gran autonomía, un gran poder, una gran influencia, y pueden actuar como "baterías" energéticas, como "imanes" de negatividad, como "nubes" de oscuridad, que afectan a las personas, a los lugares, a los eventos, y que perpetúan los patrones negativos de pensamiento, emoción y comportamiento en la sociedad. Por ejemplo, un egregor de guerra se alimenta del miedo, el odio, la violencia, la agresión, la crueldad, la destrucción, que se generan en los conflictos bélicos, y a su vez, amplifica esas mismas energías, creando un círculo vicioso de sufrimiento.

Entidades "Demoníacas" (Seres de Oscuridad, Entidades Negativas de Alto Nivel): Algunas tradiciones esotéricas, espirituales, ocultistas y religiosas mencionan la existencia de entidades más poderosas, más conscientes, más inteligentes y más malintencionadas en el bajo astral, que a menudo se denominan "demonios", "seres de oscuridad", "entidades negativas de alto nivel", "ángeles caídos", "arcontes", "djinns" (en la tradición islámica), o con otros nombres, según la cultura y la cosmología de cada tradición. La naturaleza, el origen, la jerarquía y la agenda de estas entidades son objeto de un intenso debate, de una gran controversia, de una gran especulación, y de muchas interpretaciones diferentes, a menudo contradictorias. Algunas tradiciones las consideran seres puramente espirituales, creados por Dios o por una fuerza cósmica, que se rebelaron contra el orden divino, que eligieron el camino de la oscuridad, que se oponen al plan evolutivo de la humanidad, y que buscan desviar, engañar, manipular, controlar, esclavizar o incluso destruir a los seres humanos. Otras tradiciones las consideran formas de pensamiento muy poderosas, creadas por la mente humana colectiva a lo largo de milenios, que han adquirido una gran autonomía y una gran influencia, y que se alimentan de la energía negativa de la humanidad. Y otras tradiciones las consideran seres de otras dimensiones, de otros planetas, de otros universos, que tienen una agenda oculta y que interfieren en la evolución de la Tierra.

Independientemente de su origen o naturaleza, se cree que estas entidades de alta negatividad tienen un gran poder, un gran conocimiento, una gran astucia, y que pueden utilizar diversas estrategias para influir en los seres humanos: la tentación, el engaño, la manipulación, la posesión, la opresión, el control mental, la creación de ilusiones, la inducción de miedos, la siembra de discordia, la promoción de la violencia, la corrupción de la moral, la distorsión de la verdad, etc. Es importante señalar que no todas las tradiciones espirituales reconocen la existencia de estas entidades, y que, incluso dentro de las tradiciones que sí las reconocen, hay muchas diferencias de opinión sobre su naturaleza y su poder. Algunas personas consideran que estas entidades son muy reales, muy peligrosas, y que debemos estar constantemente en guardia contra ellas. Otras personas consideran que estas entidades son, en última instancia, creaciones de nuestra propia mente, proyecciones de nuestros propios miedos, y que, por lo tanto, no tienen un poder real sobre nosotros, a menos que nosotros se lo demos. Y otras personas consideran que estas entidades son seres que, aunque se han desviado del camino de la luz, también forman parte del plan divino, y que tienen un papel que desempeñar en el proceso de evolución de la consciencia, como "maestros" que nos ponen a prueba, que nos desafían, que nos obligan a crecer, a fortalecernos, a elegir el amor en lugar del miedo, la luz en lugar de la oscuridad.

¿Por Qué se Accede al Bajo Astral? Causas y Factores de Riesgo: Puertas Abiertas a la Oscuridad

Existen diversas razones, circunstancias, situaciones, factores de riesgo, que pueden llevar a una persona, de forma consciente o inconsciente, a entrar en contacto, a sintonizar, a verse influenciada, a verse afectada, o incluso a quedar atrapada en el bajo astral. Algunas de estas causas son involuntarias, accidentales, o se deben a la ignorancia o a la falta de preparación. Otras son voluntarias, intencionales, o se deben a la imprudencia, a la curiosidad malsana, a la búsqueda de poder, o a la práctica de rituales o técnicas peligrosas. Y otras son el resultado de un estilo de vida, de un patrón de pensamiento, de un estado emocional, que atrae, como un imán, las energías y las entidades de baja vibración.

Algunas de las causas y factores de riesgo más comunes son:

  • Viajes Astrales Inconscientes (Durante el Sueño) o sin la Debida Protección y Preparación: Durante el sueño, todos salimos del cuerpo físico en nuestro cuerpo astral, de forma natural e inconsciente. La mayoría de las veces, vamos a zonas del plano astral que son afines a nuestra vibración, a nuestros pensamientos, a nuestras emociones, a nuestros deseos, a nuestras creencias. Pero si estamos vibrando bajo, si estamos dominados por el miedo, la ira, la tristeza, la culpa, el resentimiento, o si tenemos adicciones, traumas o apegos no resueltos, es muy probable que nuestro cuerpo astral se dirija, de forma automática, al bajo astral, donde podemos tener pesadillas, terrores nocturnos, encuentros con entidades negativas, o experiencias desagradables que pueden afectarnos al despertar. Asimismo, si intentamos realizar un viaje astral consciente, es decir, una experiencia fuera del cuerpo (EFC) de forma voluntaria, pero no tenemos la preparación adecuada, no sabemos cómo protegernos energéticamente, no tenemos una intención clara y positiva, o no tenemos el conocimiento y la experiencia suficientes, corremos el riesgo de entrar en el bajo astral y de enfrentarnos a situaciones peligrosas, que pueden ser muy traumáticas y que pueden tener consecuencias negativas para nuestra salud física, mental, emocional y espiritual.
  • Emociones y Pensamientos Negativos Intensos, Prolongados y Repetitivos: Las emociones y los pensamientos negativos, como el miedo, la ira, el odio, la tristeza, la desesperación, la culpa, el resentimiento, la envidia, los celos, la venganza, la crueldad, la autocompasión, la desesperanza, la desesperación, la autocrítica, la autodesprecio, etc., son como imanes que atraen las energías y las entidades del bajo astral. Si nos dejamos dominar por estas emociones y pensamientos, si los alimentamos, si los repetimos constantemente, si nos identificamos con ellos, si nos regodeamos en ellos, si no hacemos nada para liberarlos, transformarlos o trascenderlos, estamos, literalmente, creando una puerta de entrada al bajo astral en nuestra propia aura, en nuestro propio campo energético, en nuestra propia consciencia.
  • Adicciones (a Sustancias o a Comportamientos): El Camino Rápido a la Baja Vibración: El consumo de drogas (incluyendo el alcohol y el tabaco), de fármacos que alteran la consciencia (sin prescripción médica), o de cualquier otra sustancia tóxica, así como las adicciones comportamentales (juego patológico, sexo compulsivo, compras compulsivas, adicción a internet, adicción a las redes sociales, adicción al trabajo, adicción a la comida, etc.), debilitan enormemente nuestro cuerpo físico, nuestro sistema nervioso, nuestra mente, nuestra voluntad, nuestro campo energético, nuestra aura, y nos hacen extremadamente vulnerables a las influencias negativas del bajo astral. Las sustancias adictivas crean fisuras en nuestra aura, por donde pueden entrar las larvas astrales, los parásitos energéticos y otras entidades de baja vibración. Además, las adicciones nos mantienen atrapados en un círculo vicioso de deseo, satisfacción temporal, culpa, vergüenza, y más deseo, lo que nos mantiene vibrando en una frecuencia muy baja, muy cercana al bajo astral.
  • Traumas y Heridas Emocionales No Resueltas: La Sombra que Atrae a la Sombra: Los traumas no procesados, las heridas emocionales profundas, los abusos (físicos, emocionales, sexuales), las pérdidas dolorosas, las decepciones, las traiciones, los fracasos, los rechazos, los abandonos, las humillaciones, las injusticias, y cualquier otra experiencia negativa que no hayamos podido integrar, sanar, liberar o trascender, crean bloqueos energéticos, heridas en el alma, patrones de pensamiento negativos, creencias limitantes, que nos mantienen vibrando bajo y que nos conectan, de forma inconsciente, con el bajo astral. Estas heridas no resueltas son como portales abiertos a la oscuridad, por donde pueden entrar las energías y las entidades negativas, y que nos impiden avanzar en la vida, ser felices, y alcanzar nuestro máximo potencial.
  • Prácticas Esotéricas o Espirituales Incorrectas, Imprudentes o sin la Debida Preparación, Conocimiento y Protección: Jugar con Fuego sin Saber Apagarlo: La práctica de magia negra, de rituales de invocación de entidades (sin saber a quién se está invocando), de ouija, de espiritismo (sin la debida preparación y protección), de canalización (sin discernimiento), de apertura de chakras (sin equilibrio), de kundalini yoga (sin un maestro cualificado), o de cualquier otra práctica esotérica o espiritual, realizada sin el conocimiento adecuado, sin la preparación necesaria, sin la protección energética suficiente, sin una intención clara y positiva, sin un respeto profundo por las leyes universales, sin una ética impecable, y sin la guía de un maestro experimentado y de confianza, puede ser extremadamente peligroso, y puede abrir puertas al bajo astral que luego son muy difíciles de cerrar. Es como jugar con fuego sin saber cómo apagarlo, o como abrir una caja de Pandora sin saber qué hay dentro.
  • Lugares con Energía Densa, Negativa o Perturbada (Hospitales, Cementerios, Cárceles, Escenarios de Crímenes, etc.): Campos de Cultivo para la Oscuridad: Ciertos lugares, debido a su historia, a su función, a las actividades que se realizan en ellos, o a las energías que se han acumulado allí a lo largo del tiempo, pueden tener una fuerte carga de energía densa, negativa, perturbada, que los conecta con el bajo astral. Estos lugares pueden ser hospitales (donde hay mucho sufrimiento, dolor, enfermedad y muerte), cementerios (donde hay muchos espíritus desencarnados, apegados a la vida terrenal), cárceles (donde hay mucha ira, odio, violencia, resentimiento y desesperación), escenarios de crímenes, de accidentes, de tragedias, de guerras, de catástrofes naturales (donde ha habido mucho sufrimiento, dolor, miedo, muerte), o lugares donde se han practicado rituales de magia negra, invocaciones de entidades, sacrificios, o cualquier otra actividad oscura. Visitar estos lugares, o vivir cerca de ellos, sin la debida protección energética, puede exponernos a las influencias negativas del bajo astral.
  • Debilidad Física, Energética o Emocional (Enfermedad, Fatiga, Estrés, Depresión): La Vulnerabilidad como Invitación: Cuando nuestro cuerpo físico está enfermo, debilitado, cansado, o cuando nuestro sistema energético está desequilibrado, o cuando nuestras emociones están alteradas (estrés crónico, depresión, ansiedad, miedo, tristeza, etc.), nuestra aura, nuestro campo energético, se debilita, se vuelve más permeable, más porosa, y pierde su capacidad de protegernos de las influencias negativas externas. Es como si las defensas de nuestro castillo estuvieran bajas, las puertas estuvieran abiertas, y los muros estuvieran agrietados. En estos estados de vulnerabilidad, somos mucho más susceptibles a ser afectados por las energías y las entidades del bajo astral.

Consecuencias de la Exposición al Bajo Astral: Síntomas y Efectos Negativos en Todos los Niveles del Ser. Un Deterioro Progresivo de la Calidad de Vida

La exposición al bajo astral, ya sea a través de un viaje astral inconsciente o no controlado, de la influencia de entidades negativas, de la absorción de energías densas, de la sintonización con la baja vibración, o de cualquier otra causa, puede tener una amplia gama de consecuencias negativas, de efectos perjudiciales, de síntomas perturbadores, que pueden afectar a todos los niveles de nuestro ser: físico, mental, emocional, energético y espiritual. Estos efectos pueden variar en intensidad, en duración y en manifestación, dependiendo de la naturaleza y del grado de la exposición, de la sensibilidad de la persona, de su estado de salud, de su nivel de consciencia, de su protección energética, y de otros factores.

Algunas de las consecuencias más comunes y recurrentes de la exposición al bajo astral, que se reportan en la literatura esotérica, en los testimonios de personas afectadas, y en los estudios parapsicológicos, son:

  • Fatiga Crónica, Agotamiento, Falta de Energía, Debilidad: Sentirse constantemente cansado, agotado, sin energía, sin vitalidad, sin motivación, sin ganas de hacer nada, incluso después de haber dormido lo suficiente, o sin una causa física aparente. Esta fatiga crónica puede ser el resultado de la pérdida de energía vital, del drenaje energético causado por las larvas astrales, los parásitos energéticos, o las entidades negativas que se alimentan de nuestra aura. También puede ser el resultado del estrés, de la ansiedad, de la depresión, o de los trastornos del sueño que a menudo acompañan a la exposición al bajo astral.
  • Pesadillas Recurrentes, Terrores Nocturnos, Parálisis del Sueño: Tener sueños perturbadores, angustiosos, aterradores, de forma frecuente, o incluso todas las noches. Estos sueños pueden incluir imágenes grotescas, escenas violentas, situaciones de peligro, persecuciones, ataques, monstruos, demonios, seres extraños, lugares oscuros y tenebrosos, o cualquier otra cosa que nos genere miedo, angustia, ansiedad, o malestar. Los terrores nocturnos son episodios en los que la persona se despierta bruscamente, con una sensación de terror intenso, con el corazón acelerado, con dificultad para respirar, con sudoración, con gritos, con llanto, o con una sensación de parálisis. La parálisis del sueño es un estado en el que la persona está consciente, pero no puede moverse ni hablar, y a menudo experimenta alucinaciones visuales, auditivas o táctiles, que pueden ser muy aterradoras (como ver sombras, sentir presencias, escuchar voces, sentir que alguien le toca, o que le oprime el pecho). Estas experiencias oníricas negativas son, a menudo, una manifestación directa de la influencia del bajo astral en nuestro subconsciente.
  • Ansiedad, Miedo, Depresión, Ataques de Pánico: Experimentar sentimientos intensos, persistentes, recurrentes, de ansiedad, de miedo, de pánico, de tristeza, de desesperanza, de desánimo, de vacío, de soledad, de culpa, de vergüenza, de autodesprecio, sin una causa justificada, o de forma desproporcionada a la situación real. Estos sentimientos pueden ser el resultado de la influencia de entidades negativas, de la absorción de energías densas, de la desestabilización de nuestro campo energético, o de la activación de traumas y heridas emocionales no resueltas. Los ataques de pánico son episodios repentinos de miedo intenso, que se acompañan de síntomas físicos como taquicardia, dificultad para respirar, sudoración, temblores, mareos, náuseas, o sensación de irrealidad o de despersonalización.
  • Pensamientos Negativos Obsesivos, Intrusivos, Recurrentes: Tener pensamientos negativos, pesimistas, autodestructivos, irracionales, obsesivos, intrusivos, recurrentes, que no podemos controlar, que nos generan malestar, que nos quitan la paz, que nos impiden concentrarnos, que nos sabotean, que nos limitan, que nos hacen daño. Estos pensamientos pueden ser de autocrítica, de autodesprecio, de culpa, de vergüenza, de miedo, de preocupación, de duda, de inseguridad, de desesperanza, de desesperación, de violencia, de odio, de venganza, de crueldad, de lujuria descontrolada, de adicción, o de cualquier otra cosa que nos aleje de la luz, del amor, de la paz, de la alegría, de la verdad. Estos pensamientos pueden ser el resultado de la influencia de entidades negativas, de la contaminación energética del bajo astral, o de la activación de patrones de pensamiento negativos arraigados en nuestro subconsciente.
  • Cambios de Humor Bruscos, Inexplicables, Incontrolables: Pasar de un estado de ánimo a otro, de forma repentina, brusca, inexplicable, incontrolable, sin una razón aparente, o de forma desproporcionada a la situación. Por ejemplo, pasar de la euforia a la depresión, de la calma a la ira, de la alegría a la tristeza, de la confianza a la duda, de la seguridad al miedo, de la esperanza a la desesperación, en cuestión de minutos, o incluso de segundos. Estos cambios de humor pueden ser el resultado de la inestabilidad energética causada por la influencia del bajo astral, de la fluctuación de la energía vital, de la interferencia de entidades negativas, o de la activación de emociones reprimidas.
  • Irritabilidad, Agresividad, Impaciencia, Intolerancia: Sentirse irritable, enfadado, agresivo, impaciente, intolerante, con facilidad para perder el control, para discutir, para pelear, para reaccionar de forma exagerada, para herir a los demás (verbal o físicamente), o para hacerse daño a sí mismo. Esta irritabilidad y agresividad pueden ser el resultado de la frustración, de la impotencia, de la rabia, de la energía estancada, o de la influencia de entidades
  • Problemas de Concentración, Memoria, Claridad Mental, Confusión: Experimentar dificultad para concentrarse, para mantener la atención, para recordar cosas, para aprender, para tomar decisiones, para resolver problemas, para pensar con claridad, para expresarse con coherencia, o para organizar las ideas. Sentir la mente confusa, nublada, dispersa, como si hubiera una "niebla" mental que impide ver las cosas con claridad. Esta falta de claridad mental puede ser el resultado de la sobrecarga energética, de la interferencia de entidades negativas, de la contaminación del campo mental con energías densas, o del agotamiento mental causado por el estrés, la ansiedad o la depresión.
  • Sensación de Presencia, de ser Observado, de ser Tocado, o de ser Atacado: Sentir que hay alguien más en la habitación, aunque no se vea a nadie, o sentir que se es observado, vigilado, seguido, acechado, o incluso tocado, acariciado, empujado, agarrado, o atacado por una fuerza invisible. Estas sensaciones pueden ser muy reales, muy intensas, muy aterradoras, y pueden ser el resultado de la presencia de entidades del bajo astral, de espíritus desencarnados, de larvas astrales, de parásitos energéticos, o de cualquier otra entidad que esté intentando interactuar con nosotros, ya sea para alimentarse de nuestra energía, para asustarnos, para manipularnos, o para cualquier otro propósito.
  • Percepción de Sombras, Luces, Ruidos, Olores, Movimientos Extraños: Ver sombras con el rabillo del ojo, luces que parpadean, objetos que se mueven solos, puertas que se abren o se cierran, escuchar susurros, voces, golpes, pasos, risas, llantos, o cualquier otro ruido inexplicable, oler aromas desagradables (como a azufre, a putrefacción, a humedad) que no tienen una fuente física, o percibir cualquier otro fenómeno paranormal que no tiene una explicación lógica o racional. Estas percepciones pueden ser el resultado de la sensibilidad aumentada a las energías sutiles, de la apertura de la percepción extrasensorial, o de la manifestación de entidades del bajo astral en nuestro entorno.
  • Problemas de Salud sin Causa Médica Clara, Enfermedades Recurrentes o Crónicas: Desarrollar problemas de salud, enfermedades, dolencias, malestares, que no tienen una causa médica clara, que no responden a los tratamientos convencionales, que son recurrentes, crónicos, o que aparecen y desaparecen sin una razón aparente. Estos problemas de salud pueden ser el resultado de la somatización de las energías negativas, del debilitamiento del sistema inmunológico, de los bloqueos energéticos, de la influencia de entidades negativas, o de la manifestación física de traumas o conflictos emocionales no resueltos. Algunos ejemplos comunes son: dolores de cabeza, migrañas, problemas digestivos, dolores musculares, fatiga crónica, fibromialgia, alergias, problemas de piel, enfermedades autoinmunes, etc.
  • Adicciones, Comportamientos Autodestructivos, Tendencias Suicidas: Experimentar un aumento en el consumo de alcohol, drogas, tabaco, o cualquier otra sustancia adictiva, o desarrollar comportamientos compulsivos, autodestructivos, como el juego patológico, el sexo compulsivo, las compras compulsivas, la autolesión, la alimentación desordenada, o cualquier otra conducta que nos haga daño, que nos aleje de nuestro bienestar, que nos impida ser felices, y que nos mantenga atrapados en un círculo vicioso de sufrimiento. En casos extremos, la exposición al bajo astral puede llevar a pensamientos suicidas, a intentos de suicidio, o incluso al suicidio consumado. Estas tendencias autodestructivas son, a menudo, el resultado de la desesperación, de la desesperanza, de la pérdida de sentido de la vida, de la influencia de entidades negativas que buscan nuestra destrucción, o de la amplificación de traumas o heridas emocionales no resueltas.
  • Aislamiento Social, Problemas de Relaciones, Conflictos Frecuentes: Sentir la necesidad de aislarse de los demás, de evitar el contacto social, de encerrarse en uno mismo, de no querer hablar con nadie, de no querer salir de casa, o de tener dificultades para relacionarse con los demás, para comunicarse, para conectar, para establecer vínculos sanos y duraderos. Experimentar conflictos frecuentes en las relaciones (con la pareja, la familia, los amigos, los compañeros de trabajo), discusiones, peleas, malentendidos, rupturas, o sentir que los demás nos rechazan, nos critican, nos juzgan, nos atacan, o nos hacen daño. Estos problemas de relaciones pueden ser el resultado de la negatividad que irradiamos, de la influencia de entidades negativas que interfieren en nuestras interacciones, de la falta de empatía, de la irritabilidad, de la agresividad, o de la incapacidad de expresar nuestras emociones de forma sana y constructiva.
  • Sensación de Desconexión, de Irrealidad, de Despersonalización, de Desrealización: Sentirse desconectado de uno mismo, de los demás, del mundo, de la realidad, como si se estuviera viviendo en un sueño, en una película, en una simulación, o como si se fuera un observador externo de la propia vida, sin poder participar plenamente en ella. Experimentar una sensación de irrealidad, de extrañeza, de que las cosas no son como deberían ser, de que algo no encaja, de que el mundo es falso, o de que uno mismo no es real. La despersonalización es la sensación de estar separado del propio cuerpo, de las propias emociones, de los propios pensamientos, como si se fuera un robot, un autómata, o un espectador de la propia vida. La desrealización es la sensación de que el entorno es irreal, extraño, distante, como si se estuviera viviendo en un sueño o en una película. Estos sentimientos de desconexión pueden ser muy angustiantes, y pueden ser el resultado de la influencia de energías del bajo astral, de la interferencia de entidades negativas, del debilitamiento del aura, o de traumas psicológicos no resueltos.
  • Bloqueos Energéticos, Espirituales, Creativos, Profesionales, Financieros: Sentir que la vida está estancada, que no se avanza, que no se progresa, que no se logran los objetivos, que no se cumplen los sueños, que no se encuentra el propósito de vida, que no se desarrolla el potencial, que no se conecta con la espiritualidad, que no se fluye con la creatividad, que no se encuentra el éxito profesional, o que no se alcanza la prosperidad financiera. Experimentar bloqueos en diferentes áreas de la vida, obstáculos, dificultades, retrasos, fracasos, frustraciones, o sentir que se está nadando contra la corriente, que se está luchando contra fuerzas invisibles que impiden avanzar. Estos bloqueos pueden ser el resultado de la acumulación de energías negativas en el aura, de la influencia de entidades negativas que obstaculizan nuestro camino, de la falta de alineación con nuestro propósito de vida, o de la presencia de creencias limitantes y patrones de pensamiento negativos que nos sabotean.

Es fundamental reiterar que estos síntomas no siempre indican una influencia directa del bajo astral. Pueden tener otras causas, físicas, psicológicas, emocionales, ambientales, o incluso espirituales (que no están relacionadas con el bajo astral). Sin embargo, si experimentas varios de estos síntomas de forma persistente, intensa, recurrente, sin una causa clara, aparente o justificable, y especialmente si se intensifican después de una experiencia onírica perturbadora, un viaje astral (consciente o inconsciente), una práctica esotérica o espiritual, una visita a un lugar con energía densa, o un contacto con personas negativas, es muy recomendable buscar la ayuda, el apoyo, la guía, el consejo y la orientación de un profesional cualificado, experimentado y de confianza, que pueda evaluar la situación de forma objetiva, integral y holística, y que pueda ofrecer un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado. Este profesional puede ser un terapeuta (psicólogo, psiquiatra, consejero), un médico (especializado en medicina integrativa, medicina energética o medicina holística), un guía espiritual (sacerdote, pastor, rabino, imán, chamán, maestro de Reiki, terapeuta energético), o cualquier otra persona que tenga la formación, el conocimiento, la experiencia y la ética necesarias para abordar este tipo de situaciones.

Protección y Limpieza del Bajo Astral: Herramientas para la Autodefensa Energética, la Sanación y la Trascendencia. Construyendo un Escudo de Luz

La mejor manera de lidiar con el bajo astral, con sus energías y con sus entidades, es, sin duda, evitarlo por completo, es decir, no entrar en contacto con él, no sintonizar con su vibración, no abrirle puertas, no darle poder, no alimentarlo con nuestros miedos, nuestros pensamientos negativos, nuestras emociones destructivas, o nuestras acciones inconscientes. Sin embargo, en la vida real, esto no siempre es posible. Todos, en algún momento, podemos experimentar situaciones, circunstancias, emociones, pensamientos, o relaciones que nos bajen la vibración, que nos debiliten energéticamente, que nos hagan más vulnerables a las influencias negativas, o que nos pongan en contacto, de forma involuntaria, con el bajo astral.

Por lo tanto, es fundamental aprender a protegernos energéticamente, a limpiar nuestro campo energético, a elevar nuestra vibración, a fortalecer nuestra aura, a desarrollar nuestro discernimiento, a cultivar pensamientos y emociones positivas, y a conectar con nuestra luz interior, con nuestra esencia divina, con nuestra fuente de poder espiritual, para poder navegar por la vida, y por cualquier dimensión de la realidad, con seguridad, con confianza, con sabiduría, con amor, con compasión y con un sentido de propósito elevado.

Existen numerosas herramientas, técnicas, prácticas, métodos y recursos que podemos utilizar para protegernos del bajo astral, para limpiar las energías negativas, para sanar las heridas emocionales, para liberar los bloqueos energéticos, para fortalecer nuestro sistema energético, para elevar nuestra vibración, y para trascender la oscuridad, conectando con la luz. Algunas de las más efectivas y recomendadas son:

Fortalecer el Aura (Campo Energético): El Escudo Protector Invisible, la Armadura Espiritual: El aura, también conocida como campo electromagnético humano, campo bioplasmático, campo energético sutil, o cuerpo luminoso, es una emanación, una radiación, un halo de energía sutil, que rodea, que envuelve, que interpenetra y que se extiende más allá de nuestro cuerpo físico, y que actúa como una especie de escudo protector, como una barrera energética, como una interfaz entre nuestro ser y el entorno, filtrando, modulando, regulando, las energías que entran y salen de nuestro sistema. Un aura fuerte, sana, brillante, equilibrada, íntegra, es la mejor defensa contra las influencias negativas del bajo astral, contra las entidades de baja vibración, contra las energías densas, y contra cualquier tipo de ataque psíquico o energético. Un aura débil, agujereada, fisurada, contaminada, desequilibrada, es como una puerta abierta a la oscuridad, una invitación a los problemas.

Existen muchas formas de fortalecer el aura, de aumentar su brillo, de reparar sus fisuras, de equilibrar sus energías, y de mantenerla limpia y protegida. Algunas de las más efectivas son:

  • Meditación (Diaria, Regular, Constante): La Práctica Maestra para la Paz Mental, la Claridad Interior y la Conexión Espiritual: La meditación, en sus diversas formas y modalidades (mindfulness, vipassana, zen, trascendental, guiada, con mantras, con visualizaciones, con respiración, etc.), es, probablemente, la herramienta más poderosa, más efectiva y más transformadora que existe para calmar la mente, para reducir el estrés, para liberar las emociones negativas, para aumentar la consciencia, para desarrollar la intuición, para conectar con la paz interior, para elevar la vibración, para fortalecer el aura, para abrir los canales energéticos, y para conectar con la fuente divina, con la consciencia universal, con el ser superior. La meditación diaria, regular, constante, aunque solo sean 10, 15 o 20 minutos al día, puede producir cambios profundos y duraderos en nuestra vida, en nuestra salud, en nuestra energía, en nuestra consciencia y en nuestra relación con el mundo.
  • Visualización Creativa (El Poder de la Imaginación para Crear la Realidad): La visualización creativa es una técnica que consiste en utilizar el poder de la imaginación, de la mente, para crear imágenes mentales vívidas, claras, detalladas, realistas, de aquello que queremos manifestar, experimentar, lograr, o sanar en nuestra vida. En el contexto de la protección energética, la visualización creativa se puede utilizar para crear un escudo de luz alrededor de nuestro cuerpo, de nuestra aura, o de nuestro espacio, que nos proteja de las energías negativas, de las entidades del bajo astral, o de cualquier influencia perjudicial. Podemos visualizar una esfera de luz blanca, dorada, violeta, azul, verde, o de cualquier otro color que nos inspire protección, que nos rodea por completo, que nos envuelve, que nos llena, que nos nutre, que nos fortalece, y que repele cualquier energía que no sea de amor, de luz, de paz, de armonía, de salud y de bienestar.
  • Respiración Consciente (Pranayama): La Llave para el Control de la Energía Vital: La respiración consciente, también conocida como pranayama en la tradición del yoga, es una técnica que consiste en prestar atención a la respiración, en controlarla, en modificarla, en utilizarla de forma deliberada, para calmar la mente, para relajar el cuerpo, para liberar las emociones bloqueadas, para aumentar la energía vital (prana, chi, ki), para equilibrar los chakras (centros energéticos), para purificar el aura, y para elevar la vibración. Existen muchas técnicas de respiración consciente, desde la simple respiración abdominal (respirar profundamente, llenando el abdomen de aire), hasta técnicas más avanzadas, como la respiración alterna (respirar alternativamente por una fosa nasal y luego por la otra), la respiración de fuego (respiración rápida y enérgica), o la respiración holotrópica (respiración profunda y circular, acompañada de música evocadora).
  • Ejercicio Físico (Moderado, Regular, Consciente): El Movimiento como Medicina para el Cuerpo, la Mente y el Espíritu: El ejercicio físico regular, moderado, consciente, adaptado a nuestras condiciones físicas, a nuestras necesidades y a nuestras preferencias, es fundamental para mantener la salud física, mental, emocional y energética. El ejercicio libera endorfinas (hormonas de la felicidad), reduce el estrés, la ansiedad y la depresión, fortalece el sistema inmunológico, mejora la circulación sanguínea, oxigena el cuerpo, elimina toxinas, tonifica los músculos, aumenta la energía vital, y, por lo tanto, fortalece el aura y nos hace menos vulnerables a las influencias negativas. Cualquier tipo de ejercicio es beneficioso, siempre y cuando se realice de forma consciente, con atención plena, y sin forzar el cuerpo.
  • Alimentación Saludable, Consciente y Equilibrada: Somos lo que Comemos, Nutriendo el Cuerpo, la Mente y el Alma: La alimentación es una fuente fundamental de energía, de nutrientes, de vitalidad, para nuestro cuerpo físico, pero también para nuestra mente, para nuestras emociones y para nuestro espíritu. Una alimentación saludable, consciente, equilibrada, basada en alimentos naturales, frescos, integrales, orgánicos (si es posible), de temporada, y lo menos procesados posible, rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas, y proteínas de buena calidad (preferiblemente de origen vegetal), y baja en azúcares refinados, grasas saturadas, alimentos procesados, aditivos químicos, carne roja (especialmente la carne de cerdo), alcohol y cafeína, nos proporciona la energía, los nutrientes y la vitalidad que necesitamos para mantener un cuerpo sano, una mente clara, unas emociones equilibradas, y un aura fuerte y brillante.
  • Contacto con la Naturaleza (Abrazar un Árbol, Caminar Descalzo, Contemplar el Cielo): La Reconexión con la Fuente de Vida: La naturaleza es una fuente inagotable de energía vital, de paz, de armonía, de belleza, de sabiduría, de sanación. Pasar tiempo en la naturaleza, conectar con sus elementos (tierra, agua, aire, fuego, éter), observar sus ciclos, admirar sus paisajes, escuchar sus sonidos, respirar su aire puro, sentir su energía, nos recarga, nos revitaliza, nos limpia, nos equilibra, nos sana, nos inspira, nos eleva la vibración, y nos reconecta con nuestra propia naturaleza esencial, con nuestra alma, con nuestra fuente divina. Algunas formas sencillas y efectivas de conectar con la naturaleza son: abrazar un árbol, caminar descalzo sobre la hierba o la arena, nadar en el mar o en un río, contemplar el cielo, las estrellas, la luna, el sol, tomar el sol (con moderación y protección), hacer jardinería, cultivar un huerto, o simplemente sentarse en silencio en un parque o en un bosque.
  • Descanso Adecuado, Sueño Reparador, Ritmos Circadianos: Dormir lo suficiente (entre 7 y 9 horas, dependiendo de cada persona), tener un sueño reparador, de calidad, profundo, y respetar los ritmos circadianos (los ciclos naturales de sueño y vigilia), es fundamental para la regeneración física, mental, emocional y energética. Durante el sueño, nuestro cuerpo se repara, se desintoxica, se recarga de energía, nuestro cerebro procesa la información, nuestras emociones se equilibran, y nuestra alma se conecta con planos superiores de consciencia. La falta de sueño, el insomnio, los trastornos del sueño, o la alteración de los ritmos circadianos (por ejemplo, trabajar de noche, viajar con frecuencia a través de diferentes zonas horarias, o exponerse a luz artificial intensa por la noche), debilitan nuestro sistema inmunológico, nuestro sistema nervioso, nuestra mente, nuestras emociones, nuestra energía, y nos hacen más vulnerables a las influencias negativas del bajo astral

 

Cultivar Pensamientos y Emociones Positivos (Amor, Alegría, Gratitud, Compasión): La Frecuencia Vibratoria de la Luz: Los pensamientos y las emociones son energía en movimiento, son vibraciones, son frecuencias, que crean nuestra realidad, que moldean nuestro campo energético, que atraen a nuestra vida experiencias, situaciones, personas y energías afines. Cultivar pensamientos y emociones positivos, elevados, amorosos, compasivos, generosos, altruistas, optimistas, esperanzadores, como el amor incondicional, la alegría, la gratitud, la compasión, el perdón, la aceptación, la paz, la serenidad, la fe, la esperanza, la confianza, la bondad, la belleza, la verdad, la sabiduría, la unidad, nos sintoniza con la frecuencia vibratoria de la luz, con la energía divina, con la consciencia universal, y nos protege de las energías y las entidades de baja vibración. La gratitud, en particular, es una de las emociones más poderosas para elevar nuestra vibración y para atraer bendiciones a nuestra vida. Practicar la gratitud diariamente, enfocándonos en todo lo bueno que tenemos, en todo lo que somos, en todo lo que podemos hacer, en todo lo que hemos recibido, en todo lo que hemos aprendido, y en todo lo que está por venir, nos abre a la abundancia, a la prosperidad, a la felicidad y a la plenitud.

Evitar Sustancias Tóxicas (Alcohol, Drogas, Tabaco, Fármacos Innecesarios): Respetando el Templo del Cuerpo y la Claridad de la Mente: El consumo de alcohol, drogas (ilegales o recreativas), tabaco, fármacos que alteran la consciencia (sin prescripción médica o sin necesidad real), y otras sustancias tóxicas, debilita nuestro cuerpo físico, nuestro sistema nervioso, nuestro cerebro, nuestra mente, nuestra voluntad, nuestra energía, nuestra aura, y nos hace extremadamente vulnerables a las influencias negativas del bajo astral, a las entidades de baja vibración, a los ataques psíquicos, y a todo tipo de problemas físicos, mentales, emocionales y espirituales. Estas sustancias crean fisuras en nuestra aura, agujeros en nuestro campo energético, por donde pueden entrar las energías y las entidades negativas, y por donde se escapa nuestra energía vital. Además, estas sustancias alteran nuestra percepción de la realidad, nos desconectan de nuestra intuición, nos nublan el juicio, nos hacen más susceptibles a la manipulación, y nos impiden acceder a estados superiores de consciencia.

Limpieza Energética (Personal y Ambiental): Purificando el Espacio Interior y Exterior: La limpieza energética es el proceso de eliminar, de purificar, de transmutar, las energías negativas, densas, estancadas, discordantes, que se acumulan en nuestro campo energético (aura, chakras, cuerpos sutiles), en nuestro cuerpo físico, o en nuestro entorno (hogar, lugar de trabajo, objetos, etc.). Estas energías negativas pueden provenir del bajo astral, de otras personas, de nuestros propios pensamientos y emociones, de lugares con energía densa, o de cualquier otra fuente. La limpieza energética regular es fundamental para mantener nuestra salud, nuestro bienestar, nuestra armonía, nuestra paz interior, y para protegernos de las influencias negativas.

Existen muchas técnicas y herramientas de limpieza energética, tanto para limpiar nuestra propia energía (limpieza personal), como para limpiar la energía de nuestro entorno (limpieza ambiental). Algunas de las más efectivas y utilizadas son:

  • Sahumerios (Salvia Blanca, Palo Santo, Incienso, Copal, Mirra, etc.): El Humo Sagrado que Purifica y Eleva: Los sahumerios son una práctica ancestral, utilizada por muchas culturas y tradiciones de todo el mundo, para limpiar, purificar, proteger y bendecir personas, lugares, objetos y espacios. Consiste en quemar hierbas sagradas, resinas, maderas, o inciensos naturales, y utilizar el humo que se produce para limpiar el aura, los chakras, los cuerpos sutiles, los espacios, o cualquier cosa que necesite ser purificada. El humo del sahumerio tiene la propiedad de absorber las energías negativas, de transmutarlas en energías positivas, y de elevar la vibración del ambiente. Algunas de las plantas más utilizadas para sahumar son: la salvia blanca ( Salvia apiana), el palo santo (Bursera graveolens), el incienso (resina de Boswellia), el copal (resina de Protium copal), la mirra (resina de Commiphora myrrha), el romero (Rosmarinus officinalis), la ruda (Ruta graveolens), el laurel (Laurus nobilis), la lavanda (Lavandula angustifolia), y muchas otras.
  • Baños de Sal (Sal Marina, Sal de Epsom, Sal del Himalaya): La Limpieza Profunda del Cuerpo y del Aura: Los baños de sal son una forma sencilla, económica y muy efectiva de limpiar nuestro cuerpo físico y nuestro campo energético de energías negativas, de toxinas, de bloqueos, de tensiones, de estrés, y de cualquier otra cosa que nos esté afectando. La sal tiene la propiedad de absorber la energía negativa, de neutralizarla, y de liberarla. Podemos utilizar sal marina (sin refinar), sal de Epsom (sulfato de magnesio), sal del Himalaya, o cualquier otra sal natural, añadiendo una o dos tazas al agua tibia de la bañera, y sumergiéndonos en ella durante 20-30 minutos, mientras visualizamos que la sal absorbe y disuelve cualquier energía negativa que pueda haber en nuestro cuerpo o en nuestra aura. También podemos añadir aceites esenciales (como lavanda, romero, eucalipto, limón, o árbol de té) para potenciar el efecto de limpieza y relajación.
  • Sonidos (Cuencos Tibetanos, Campanas, Diapasones, Mantras, Música de Alta Vibración): La Vibración que Armoniza y Sana: El sonido es vibración, y la vibración es energía. Los sonidos armónicos, resonantes, de alta frecuencia, tienen la propiedad de limpiar, equilibrar, armonizar y elevar la energía de nuestro cuerpo, de nuestra aura, de nuestros chakras y de nuestro entorno. Podemos utilizar cuencos tibetanos (cuencos de metal que producen un sonido vibrante y resonante cuando se golpean o se frotan), campanas, diapasones (instrumentos de metal que producen una frecuencia específica cuando se golpean), mantras (palabras o frases sagradas que se repiten en voz alta o mentalmente), música de alta vibración (música clásica, música relajante, música de meditación, música con frecuencias binaurales o isocrónicas), o cualquier otro sonido que nos genere paz, armonía y bienestar.
  • Cristales y Piedras (Turmalina Negra, Cuarzo Ahumado, Amatista, Selenita, Ojo de Tigre, etc.): Los Guardianes Energéticos de la Naturaleza: Los cristales y las piedras son minerales que tienen una estructura molecular ordenada, que vibran a una frecuencia específica, y que tienen la propiedad de absorber, transmutar, amplificar y emitir energía. Algunos cristales son especialmente útiles para la protección energética, para la limpieza del aura, para la transmutación de la energía negativa, y para la elevación de la vibración. Algunos de los cristales más utilizados para estos propósitos son: la turmalina negra (absorbe y repele la energía negativa, protege de la radiación electromagnética), el cuarzo ahumado (absorbe y transmuta la energía negativa, ayuda a liberar el estrés y la ansiedad), la amatista (transmuta la energía negativa en energía positiva, promueve la paz, la calma y la conexión espiritual), la selenita (limpia el aura y los espacios, eleva la vibración, conecta con la energía angelical), el ojo de tigre (protege de la energía negativa, aumenta la confianza y el coraje), el cuarzo cristal (amplifica la energía, promueve la claridad mental, conecta con la sabiduría superior), y muchos otros.
  • Visualización Creativa (La Luz que Limpia, Protege y Sana): La visualización creativa, como ya hemos mencionado, es una herramienta muy poderosa para la protección y la limpieza energética. Podemos visualizar una luz blanca, dorada, violeta, o de cualquier otro color que nos inspire limpieza, purificación y protección, que nos rodea, que nos llena, que nos limpia, que nos protege, que disuelve cualquier energía negativa, que sella nuestra aura, que nos conecta con la fuente divina. Podemos visualizar esta luz entrando por nuestra coronilla (chakra corona), recorriendo todo nuestro cuerpo, limpiando cada célula, cada órgano, cada chakra, cada capa de nuestra aura, y saliendo por nuestros pies, llevando consigo cualquier energía negativa, cualquier bloqueo, cualquier impureza, hacia la tierra, para ser transmutada.
  • Reiki y Otras Terapias Energéticas (Acupuntura, Terapia de Sonido, Sanación Pránica, etc.): La Sanación a Través de la Energía Universal: El Reiki es una técnica de sanación energética japonesa, que consiste en canalizar la energía universal (Rei-Ki) a través de las manos, para limpiar, equilibrar, armonizar y sanar el cuerpo físico, la mente, las emociones y el espíritu. El Reiki puede ser muy efectivo para limpiar el aura, los chakras y los cuerpos sutiles de energías negativas, para liberar bloqueos energéticos, para restaurar el flujo de energía vital, para promover la relajación, para reducir el estrés, para aliviar el dolor, para acelerar la curación, y para elevar la vibración. Existen muchas otras terapias energéticas que también pueden ser muy útiles para la limpieza y la protección energética, como la acupuntura (estimulación de puntos específicos del cuerpo con agujas finas), la terapia de sonido (utilización de cuencos tibetanos, diapasones, gongs, tambores, o la propia voz, para armonizar la energía), la sanación pránica (técnica hindú que utiliza el prana o energía vital para limpiar y energizar el cuerpo), la terapia floral (utilización de esencias florales para equilibrar las emociones), la aromaterapia (utilización de aceites esenciales para influir en el estado de ánimo y en la energía), la cromoterapia (utilización de colores para armonizar los chakras y el aura), la gemoterapia (utilización de cristales y piedras para la sanación), y muchas otras.

Oración y Decretos (El Poder de la Palabra y la Intención): Conectando con lo Divino y Manifestando la Realidad: La oración y los decretos son herramientas poderosas para conectar con la divinidad (Dios, la Diosa, el Universo, la Fuente, el Ser Superior, los Ángeles, los Guías Espirituales, o cualquier otra entidad en la que creamos), para pedir ayuda, protección, guía, sanación, o para manifestar nuestros deseos, intenciones y propósitos. La oración es una conversación con lo divino, una expresión de nuestra fe, de nuestra gratitud, de nuestra devoción, de nuestras necesidades, de nuestras aspiraciones. Los decretos son afirmaciones positivas y poderosas, que se expresan en voz alta o mentalmente, con convicción, con emoción, con fe, con la certeza de que ya son una realidad. Los decretos son una forma de programar nuestra mente subconsciente, de crear nuestra realidad, de atraer a nuestra vida aquello que deseamos.

Podemos utilizar la oración y los decretos para pedir protección contra el bajo astral, para limpiar nuestra energía, para elevar nuestra vibración, para fortalecer nuestra aura, para invocar la presencia de seres de luz, para transmutar la energía negativa en energía positiva, o para cualquier otro propósito que esté alineado con el amor, la luz, la verdad, la sabiduría, la compasión y el bien mayor. Algunos ejemplos de oraciones y decretos de protección son:

  • "Amada Presencia Divina, te pido que me envuelvas en tu luz protectora, que me libres de toda energía negativa, de toda entidad de baja vibración, y de toda influencia perjudicial. Que tu amor me guíe, que tu sabiduría me ilumine, y que tu poder me proteja. Gracias, gracias, gracias."
  • "Arcángel Miguel, guerrero de la luz, te invoco para que cortes con tu espada de luz azul cualquier lazo, cuerda, conexión o atadura con el bajo astral, con entidades negativas, o con energías densas. Protégeme con tu escudo de luz, y guíame hacia la verdad, la luz y el amor. Gracias, gracias, gracias."
  • "Yo Soy la Luz Divina que me protege, me guía, me sana y me ilumina. Yo Soy un ser de luz, amor, paz y armonía. Yo Soy la Presencia Divina en acción. Yo Soy la manifestación de la perfección divina en mi vida. Gracias, gracias, gracias."
  • "Decreto que mi aura está sellada, protegida y llena de luz divina. Decreto que solo permito la entrada de energías de amor, luz, paz y armonía en mi campo energético. Decreto que soy inmune a cualquier influencia negativa del bajo astral. Decreto que estoy a salvo, protegido/a y en control de mi energía. Gracias, gracias, gracias."

Símbolos de Protección (Pentagrama, Cruz, Ojo Turco, Runas, Sigilos, etc.): Geometría Sagrada y Poder Ancestral: Los símbolos de protección son representaciones gráficas, geométricas, o iconográficas, que tienen un significado, una energía, una vibración, y un poder específicos, que se han utilizado a lo largo de la historia, en diferentes culturas y tradiciones, para proteger a las personas, a los lugares, a los objetos, o a los rituales, de las energías negativas, de las entidades del bajo astral, de las maldiciones, de los hechizos, del mal de ojo, o de cualquier otra influencia perjudicial. Estos símbolos actúan como antenas que captan y canalizan la energía positiva, como escudos que repelen la energía negativa, como llaves que abren portales a dimensiones superiores, o como sellos que protegen la integridad de nuestro campo energético.

Algunos de los símbolos de protección más conocidos y utilizados son:

  • Pentagrama (Estrella de Cinco Puntas): El pentagrama es un símbolo muy antiguo, presente en muchas culturas y tradiciones (celta, griega, egipcia, babilónica, cristiana, etc.), que representa los cinco elementos (tierra, agua, aire, fuego y espíritu), la armonía, el equilibrio, la protección, la magia blanca, la conexión con la divinidad. Se utiliza como un escudo protector contra las energías negativas, contra las entidades del bajo astral, contra la magia negra, y contra cualquier tipo de ataque psíquico o energético.
  • Cruz (Cristiana, Ansada, Celta, etc.): La cruz es un símbolo universal, presente en muchas culturas y religiones, que representa la intersección de los planos material y espiritual, la vida, la muerte, la resurrección, la protección, la fe, la esperanza, la redención, la conexión con lo divino. La cruz cristiana, en particular, es un símbolo muy poderoso de protección contra las fuerzas del mal, contra los demonios, contra las entidades negativas, y contra cualquier tipo de influencia perjudicial. La cruz ansada (o Ankh) es un símbolo egipcio que representa la vida eterna, la inmortalidad, la fertilidad, la protección, y la conexión con los dioses. La cruz celta es un símbolo que combina la cruz cristiana con un círculo, que representa el sol, la energía, la vida, la continuidad, la protección, y la conexión con la naturaleza.
  • Ojo Turco (Nazar): El ojo turco, también conocido como Nazar, es un amuleto muy popular en Turquía, Grecia y otros países del Medio Oriente, que se utiliza para proteger contra el mal de ojo, la envidia, los celos, las malas intenciones, y las energías negativas en general. Se cree que el ojo turco absorbe la energía negativa y la devuelve a su origen, protegiendo así a la persona que lo lleva.
  • Runas (Alfabeto Mágico Nórdico): Las runas son un antiguo alfabeto mágico, utilizado por los pueblos germánicos y nórdicos, que se cree que tiene poderes mágicos, adivinatorios y protectores. Cada runa tiene un significado, una energía, una vibración, y un poder específicos. Algunas runas, como Algiz (protección divina), Thurisaz (defensa contra los enemigos), Eihwaz (conexión con el mundo espiritual), Othala (protección del hogar), o Sowilo (energía vital, victoria), se utilizan para la protección contra las energías negativas, contra las entidades del bajo astral, contra la magia negra, y contra cualquier tipo de ataque psíquico o energético.
  • Sigilos (Símbolos Personalizados): Los sigilos son símbolos mágicos personalizados, creados por el propio practicante, a partir de una intención, un deseo, o una afirmación, utilizando un método específico (como el método de Austin Osman Spare, o el método de Aleister Crowley). Los sigilos son una forma de programar el subconsciente, de enfocar la energía, de manifestar la realidad, y de protegerse de las influencias negativas.

Evitar el Miedo y la Negatividad (La Ley de la Atracción en Acción): El miedo, la duda, la preocupación, la ansiedad, la ira, el odio, la tristeza, la desesperación, la culpa, el resentimiento, la envidia, y cualquier otra emoción o pensamiento negativo, son como un imán que atrae las energías y las entidades del bajo astral. Estas emociones y pensamientos bajan nuestra vibración, debilitan nuestra aura, abren puertas a la oscuridad, y nos hacen vulnerables a las influencias negativas. Por lo tanto, es fundamental aprender a controlar nuestras emociones y nuestros pensamientos, a no identificarnos con ellos, a no alimentarlos, a no dejarnos arrastrar por ellos, y a transformarlos en emociones y pensamientos positivos, elevados

 

Conectar con la Tierra (Grounding, Enraizamiento): El Ancla a la Realidad Física: La conexión con la Tierra, también conocida como grounding o enraizamiento, es una práctica fundamental para mantener nuestra energía equilibrada, para descargar el exceso de energía negativa, para recargarnos de energía vital, para fortalecer nuestra aura, para centrarnos en el presente, para sentirnos seguros, estables y protegidos, y para evitar ser arrastrados por las energías del bajo astral.

Existen muchas formas de conectar con la Tierra:

  • Caminar descalzo sobre la hierba, la tierra, la arena o la nieve: El contacto directo de nuestros pies con la Tierra nos permite descargar el exceso de energía negativa y recargarnos de energía vital.
  • Abrazar un árbol: Los árboles son seres vivos con una energía muy poderosa, que nos pueden ayudar a limpiar, equilibrar y fortalecer nuestra propia energía.
  • Hacer jardinería o trabajar con la tierra: El contacto con las plantas, con la tierra, con los minerales, nos conecta con la energía de la naturaleza y nos ayuda a enraizarnos.
  • Visualizar raíces que salen de nuestros pies y se hunden en la Tierra: Podemos visualizar raíces fuertes y profundas que salen de nuestros pies, que se hunden en la Tierra, que nos conectan con su energía, que nos nutren, que nos sostienen, que nos estabilizan.
  • Comer alimentos de raíz (patatas, zanahorias, remolachas, cebollas, ajos, etc.): Los alimentos que crecen bajo tierra tienen una energía de enraizamiento que nos ayuda a conectar con la Tierra.
  • Utilizar cristales de enraizamiento (turmalina negra, cuarzo ahumado, obsidiana, hematita, etc.): Estos cristales tienen una energía que nos ayuda a conectar con la Tierra y a mantenernos centrados y protegidos.

Invocar el Fuego Violeta (La Llama de la Transmutación): El Poder de la Alquimia Espiritual: El Fuego Violeta, también conocido como la Llama Violeta, es una energía espiritual de alta frecuencia, una energía de transmutación, de purificación, de liberación, de perdón, de misericordia, de compasión, de libertad, que se invoca a través de la visualización, de la oración, de los decretos, o de la meditación, para limpiar el karma, para disolver los bloqueos energéticos, para sanar las heridas emocionales, para liberar los patrones negativos de pensamiento y comportamiento, para transmutar la energía negativa en energía positiva, para elevar la vibración, para acelerar el crecimiento espiritual, y para manifestar la realidad deseada. Se asocia con el Maestro Ascendido Saint Germain, con el Arcángel Zadquiel, y con el Séptimo Rayo de la metafísica. Al invocar el fuego violeta, se visualiza una llama de color violeta intenso, brillante, radiante, que nos envuelve por completo, que penetra en cada célula, en cada átomo, en cada molécula de nuestro ser, que limpia, que purifica, que transmuta, que libera, que sana, cualquier energía negativa, cualquier bloqueo, cualquier impureza, cualquier limitación, cualquier karma, que esté afectando a nuestro cuerpo físico, a nuestra mente, a nuestras emociones, a nuestra energía, o a nuestra alma. Algunos ejemplos de invocaciones y decretos del Fuego Violeta son:

"Amada Presencia de Dios YO SOY, invoco el Fuego Violeta para que limpie, purifique, transmute y libere toda energía negativa, todo karma, todo bloqueo, toda limitación, toda enfermedad, todo sufrimiento, en mi cuerpo físico, en mi mente, en mis emociones, en mi aura, en mis chakras, en mis cuerpos sutiles, en mi vida, en mis relaciones, en mi trabajo, en mis finanzas, y en todo lo que me concierne. Que el Fuego Violeta me envuelva, me proteja, me guíe, me ilumine y me eleve a la frecuencia del amor, de la luz, de la paz, de la armonía, de la salud, de la abundancia, de la felicidad y de la libertad. Gracias, gracias, gracias."

"YO SOY un ser de Fuego Violeta, YO SOY la pureza que Dios desea. (Repetir 3, 9, 27, o 108 veces)". *"YO SOY la llama Violeta, que en mi ahora, siempre arde ya. YO SOY la llama Violeta, a quien toda sombra teme ya.(Repetir 3 veces)"

Sellar el Aura (La Protección Final): Cerrando las Puertas a la Oscuridad: Sellar el aura es una práctica que consiste en visualizar, en decretar, o en realizar una acción simbólica, con la intención de cerrar cualquier fisura, agujero, grieta, o abertura en nuestro campo energético, por donde puedan entrar energías negativas, entidades del bajo astral, o influencias perjudiciales. Es como poner un candado a nuestra energía, para asegurarnos de que solo permitimos la entrada de energías de amor, de luz, de paz, de armonía, de salud y de bienestar.

Existen muchas formas de sellar el aura:

  • Visualización: Visualizar una luz blanca, dorada, violeta, o de cualquier otro color que nos inspire protección, que nos rodea por completo, formando una esfera, un huevo, un capullo, o cualquier otra forma geométrica que nos resulte segura, y que sella cualquier abertura en nuestra aura.
  • Decreto: Decir en voz alta o mentalmente: "Sello mi aura con la luz divina, y solo permito la entrada de energías de amor, luz, paz y armonía. Estoy protegido/a y a salvo de cualquier influencia negativa".
  • Símbolo: Dibujar un símbolo de protección (como un pentagrama, una cruz, un círculo, o un símbolo personal) en el aire, alrededor de nuestro cuerpo, con la mano, con un cristal, o con un incienso.
  • Movimiento: Realizar un movimiento físico, como cruzar los brazos sobre el pecho, juntar las manos en posición de oración, o hacer un gesto de "cerrar" con las manos, con la intención de sellar el aura.

La Consciencia como Llave Maestra, la Luz como Escudo Protector, el Amor como Fuerza Transformadora. Un Camino de Autoconocimiento y Empoderamiento

El bajo astral es una realidad, una dimensión de la existencia, un aspecto de la consciencia, que, aunque desagradable, perturbador y potencialmente peligroso, no debe ser temido, sino comprendido, respetado y trascendido. No es un destino inevitable, no es una prisión eterna, no es un castigo divino. Es, más bien, una consecuencia natural de la ley de la atracción y de la ley de causa y efecto, un reflejo de la sombra colectiva de la humanidad, un lugar de aprendizaje, de purificación, de transformación, y de evolución.

La clave para navegar por el bajo astral, para protegernos de sus influencias negativas, para evitar ser arrastrados por sus energías densas, para ayudar a transmutar su oscuridad en luz, no es el miedo, la negación, la ignorancia, o la lucha, sino la consciencia, el autoconocimiento, el empoderamiento, la responsabilidad, la sabiduría, el discernimiento, el amor, la compasión, la gratitud, el perdón, la aceptación, la fe, la esperanza, la luz y la conexión con lo divino.

Cuanto más conscientes somos de nosotros mismos, de nuestros pensamientos, de nuestras emociones, de nuestras acciones, de nuestras energías, de nuestro entorno, de nuestras relaciones, de nuestro propósito de vida, más poder tenemos para elegir en qué frecuencia vibrar, qué energías atraer, qué experiencias crear, qué camino seguir, y qué realidad manifestar. Cuanto más nos conocemos a nosotros mismos, más reconocemos nuestras sombras, nuestros miedos, nuestros traumas, nuestros apegos, nuestras limitaciones, y más trabajamos en sanarlos, en liberarlos, en integrarlos, en transformarlos, en trascenderlos, menos vulnerables somos a las influencias negativas del bajo astral.

Cuanto más nos empoderamos, más asumimos la responsabilidad de nuestra propia vida, de nuestra propia energía, de nuestra propia felicidad, de nuestra propia evolución, más dejamos de ser víctimas de las circunstancias, de las personas, o de las entidades negativas, y más nos convertimos en creadores conscientes de nuestra propia realidad. Cuanto más cultivamos la sabiduría, el discernimiento, la intuición, la capacidad de distinguir entre la verdad y la mentira, entre la luz y la oscuridad, entre el amor y el miedo, entre lo que nos ayuda y lo que nos perjudica, menos probabilidades tenemos de ser engañados, manipulados, o desviados de nuestro camino.

Cuanto más practicamos el amor incondicional, la compasión, la empatía, la bondad, la generosidad, el altruismo, no solo hacia los demás, sino también hacia nosotros mismos, más elevamos nuestra vibración, más fortalecemos nuestra aura, más nos protegemos de las energías negativas, y más contribuimos a la sanación y a la elevación de la consciencia colectiva. Cuanto más expresamos nuestra gratitud por todo lo que tenemos, por todo lo que somos, por todo lo que hemos recibido, por todo lo que hemos aprendido, y por todo lo que está por venir, más abrimos nuestro corazón a la abundancia, a la prosperidad, a la felicidad, a la plenitud, y más nos alejamos de la escasez, de la queja, del victimismo, y de la negatividad.

Cuanto más perdonamos a los demás y a nosotros mismos, por los errores, por las ofensas, por los daños, por las heridas, más liberamos el resentimiento, el rencor, la culpa, la vergüenza, el odio, y más espacio creamos para el amor, la paz, la armonía y la sanación. Cuanto más aceptamos la vida tal como es, con sus luces y sus sombras, con sus alegrías y sus tristezas, con sus desafíos y sus oportunidades, con sus aprendizajes y sus bendiciones, más dejamos de resistirnos, de luchar, de sufrir, y más fluimos con la corriente, con la sabiduría del universo, con el plan divino.

Cuanto más cultivamos la fe, la esperanza, la confianza en la vida, en el universo, en Dios, en la fuente divina, en nuestro ser superior, en nuestro propio poder interior, en nuestra capacidad de crear, de sanar, de transformar, de evolucionar, menos espacio dejamos para el miedo, la duda, la incertidumbre, la desesperación, y más nos abrimos a la posibilidad de milagros, de sincronicidades, de bendiciones inesperadas. Cuanto más conectamos con nuestra luz interior, con nuestra esencia divina, con nuestra alma, con nuestro propósito de vida, con nuestra misión del alma, más nos alineamos con la energía del amor, de la verdad, de la sabiduría, de la compasión, de la unidad, y más nos convertimos en un faro de luz, en un canal de sanación, en un agente de cambio, en un instrumento de paz, en un cocreador consciente de un mundo mejor.

No estamos solos en este viaje. Tenemos a nuestra disposición una infinita fuente de ayuda, de guía, de protección, de amor, de sabiduría, de poder, si sabemos cómo pedirla, cómo recibirla, cómo utilizarla, cómo honrarla, cómo agradecerla. Podemos invocar la presencia de nuestros guías espirituales, de nuestros ángeles, de nuestros maestros ascendidos, de nuestros seres queridos fallecidos que han trascendido a planos superiores, de la divinidad en la que creamos, o de cualquier otra entidad de luz que nos inspire confianza, respeto y devoción. Podemos utilizar herramientas como la oración, la meditación, la visualización, los decretos, los mantras, los símbolos sagrados, los cristales, los sahumerios, la música, el arte, la naturaleza, o cualquier otra práctica que nos conecte con lo divino, que nos eleve la vibración, que nos fortalezca el aura, y que nos ayude a recordar quiénes somos realmente: seres de luz, seres de amor, seres de poder, seres divinos, que hemos venido a este mundo a experimentar, a aprender, a crecer, a evolucionar, a compartir nuestros dones, a cumplir nuestra misión, y a regresar a la fuente de toda vida, con la consciencia expandida, el corazón abierto y el alma radiante.

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